(.......) Secretamente deseaba haber sido rubia y con los ojos azules como ella....
Yo entraba en la habitación sin hacer ruido pero haciéndome notar, ella se daba la vuelta en la cama , indicándome que podía enredar o bien que la dejara dormir. Era un lenguaje sin palabras que ambas entendíamos.
A veces me acurrucaba a su lado como un gatito y arañaba el yeso de la pared dejando pequeñas muescas con las uñas. Ella no me regañaba, aceptaba mis mimos con paciencia y sonrisa cansada; otras veces resoplaba y me daba la espalda pero sin echarme de la habitación, eso quería decir que podía quedarme pero que no la incordiara.
Entonces con esa sabiduría sin conocimiento de la infancia, en silencio permanecía en la habitación, pero sin meterme en su cama, me sentaba en el suelo con la caja de botones, abría el cajoncito de madera de la máquina de coser o bien, ¡ abría el armario!
Ahora , no me explico cómo era posible que tan pequeña observara todos esos objetos con tanto respeto, como si cada uno de ellos encerrara un secreto, que allí estaba, esperando a que alguien lo viera; Yo tocaba los botones de nácar, de concha , de madera, los últimos de plástico de colores, -la tía me contaba- " esos los trajo en un gabán de Buenos Aires Fulanita" o " esas monedas las tenía en una cajita mi madre, pobrecita, la tía Catalina, por si venían maldadas..." Ya me sabía las historias que repetía siempre con cada objeto, pero me gustaba que las repitiera una y otra vez,( como las criaturas que eligen el mismo cuento para dormir que ya saben de memoria hasta la última palabra).
Libros que aún tengo en mi poder de aquella época |
Imágenes de Google |
Pasaba las páginas de los libros, escasos ,que tenía en el estante bajo del armario, olían a humedad, " a viejo" -pensaba yo-, tenían la letra pequeñita y cursiva, la mayoría eran misales de tapa negra y cintita roja, muchas estampitas de santos, santas y sus vidas escritas por detrás. Tenía una caja de madera con un espejo en la tapa por dentro, en ella guardaba el recibo del cementerio " para que cuando me muera, que no tardaré mucho.... sepáis dónde está mi parcela junto a mi madre " ,algunas puntillas bordadas en un color amarillo desgastado que en tiempos debió ser blanco hueso... y lo que más me gustaba ...... trozos de papel rotos pero aprovechados en cualquier espacio en blanco para escribir listas larguísimas de palabras que empezaban por una letra...
" Alcanfor, Alcancía, Alfeñique..."
La tía me contaba: " Eso lo escribía mi madre para conservar la cabeza, que bien lista que era, pese a ser pobre y mujer de campo, que las noches sin luz eran muy largas, se ponía una palmatoria y ella solita , venga a escribir...lo que se le ocurría..."- y allí las tenía entre mis manos con tinta sepia y con caligrafía del siglo anterior...
Palabras que yo no sabía ni qué significaban -
Y añadía : " cuando mi pobre padre murió , la dejó solita con tres hijas.....además de ocuparse de la huerta , se le ocurrió que recogiendo a todos los niños pequeños, aún cagones, mientras los padres estaban en la labor, podía ganarse unos reales,y así, uno le daba un cuartillo , otra mujer le pagaba con un huevo, cada uno lo que pudiera de trueque; ella y yo, que ya tenía unos añejos, les íbamos enseñabamos las letras a los pequeños mientras . Tu abuela ya se había ido a servir a Madrid, luego pasados unos años me fui yo también..... pobrecita mi madre".
Monocorde iba contándome-contándose a sí misma su vida, su infancia campesina de niña huérfana, su juventud sirviendo en Madrid,( como era hacendosa y guapa nunca tuvo problemas para entrar en muchas casas a servir), se ocupaba de los niños y de cocinar, tenía un talento para la cocina excepcional que ha mantenido toda su vida. Recordaba con resquemor algunas de " las señoras" de las casas en que sirvió, y sólo sonreía con nostalgia cuando hablaba de "Conchita" "Rosina" " Pilarín" que eran otras muchachas de servicio en San Sebastián, Barcelona...
Se relacionó con grupos de la Sección Femenina de la época , en los que se reunían en talleres de costura, gimnasia, oración.... y recitaban con fervor todas las proclamas de Pilar Primo , movimientos de Falange... Claro, yo en esa época no podía saberlo, pero sí me trasmitía un sentimiento de disciplina, de rigidez que me llamaba mucho la atención y sabía que levantaba improperios por parte de mi padre.
Yo miraba las fotos viejas una y otra vez estudiando cada detalle, no podía creer que aquella niña de cabellos claros y vestido de cuello fuera mi tía-abuela, ni que aquella pose de artista de cine con esos peinados de ondas infinitas fuera la misma anciana que sesteaba a mi lado...
Al poco de llegar a Madrid
Al poco de llegar a Madrid
En otra foto que fue la que inspira este relato , compañera ,se veía a unas jóvenes agarradas del brazo metidas en el mar hasta las pantorrillas con bañadores de época, riendo y con aspecto festivo. Recuerdo perfectamente la reacción de la tía Paca, la pillé nostálgica o deprimida , lo cierto es que han pasado más de treinta años y no se me olvida cómo se le humedecieron los ojos
" Ay , ya casi no recuerdo quiénes eran todas, estabamos en Barcelona, fuimos de gira, sería el día que librábamos digo yo, ésta de aquí era Angelita, -casi no veo-, y ésta es la muchacha que servía conmigo,...... era más buena, nos llevábamos muy bien, cuánto la quería yo....qué habrá sido de ella, estuvimos unos años escribiéndonos.... "
y ahí se puso a llorar. Yo recogí todo y me salí, no entendía por qué lloraba, si yo había hecho algo malo y me iba a regañar después... lo cierto es que me impresionó su reacción.
Sólo recuerdo que echó en falta esa foto un día( mi hermano y mi primo la cogerían para reirse de aquellos bañadores y la romperían) lo cierto es que la tía montó una bronca horrorosa, supuso un disgusto familiar, nunca apareció y a ella casi le dió un ataque.
Nunca se casó , no se le conoció novio o pretendiente alguno. Dedicó su vida a trabajar de sirvienta, cocinera en un comedor del Auxilio Social para niños en la posguerra, ama de llaves, institutriz, luego vivió con su hermana ( mi abuela) en una de las calles más exclusivas de Madrid , en un piso pequeño e interior. Cuidó de mi madre en la posguerra , de su madre y de todos los niños de la familia en los veranos en su casita del pueblo y trabajó como cocinera para unos vecinos de origen alemán que vivían en el séptimo piso , que la querían como si fuera de su familia, pero nunca le dieron de alta en la Seguridad Social, claro;
Tía abuela Lenteja retocadísima por el fotógrafo. |
Cuando mi abuela murió ,mi madre la trajo a vivir con nosotros.
Al enfermar mi madre - que no hubiera permitido nunca que saliera de casa- he removido cielo y tierra para solicitarle una plaza en una residencia decente. Yo no doy más de sí.
Tiene 98 años, y una salud que sólo poseen los que sobreviven a un cataclismo, un carácter indomable y un instinto de supervivencia que es casi mágico.
La semana pasada me llamaron de la residencia y me asusté, pero no era nada malo, el hecho es que sus quejas infinitas sobre " lo mala que estoy" para llamar la atención y que todo el mundo esté pendiente de ella , han hecho que el médico le remita a un especialista.... y ahí me tienes con ella en la ambulancia para que le hagan un scanner que yo sabía innecesario, el neurólogo le ha mandado un placebo y ella tan contenta.
Cuando voy a visitarla, me llevo una petaca con anis y dos vasos de chupito, salimos al jardín , ella con su andador haciendo eses.... - y eso que el traumatólogo opinaba que tras la rotura de cadera no volvería a andar- y nos sentamos en un banco. Me mira fijamente y me dice " qué de hombres hay aquí, oye, y qué grandes son...." todo eso mientras bebemos la copita y observamos las ambulancias y sillas de ruedas y cómo los auxiliares y conductores sacan y meten a los ancianos....
Para mí que nuestros mutuos radares funcionan perfectamente, la tía siempre dijo de mí que " Esta , me da a mí ,que tampoco es de las que se van a casar ". Y yo ....., creo que ella no ha salido a la luz en casi cien años, ni lo va a hacer a estas alturas,ni para ella misma." ( Por eso digo, que no es que esté dentro del armario, es que no ha salido de la alacena ) A mí ni me pregunta, "que lo que no se quiere saber, no se quiere saber..."
Y ahora que digan de los genes.... pero los ojitos claros nada, y de las artes de cocina, poco he heredado jejeje.
Besos.. ( lo prometido es deuda )
Manos de Lenteja y Madrina Lenteja |
quiero mássssssssssssss (delicioso este plato, quiero repetir! tripitir!)
ResponderEliminarJajaja, eres una ansias compañera...
EliminarBesos.Lenteja
Qué poquito me equivoqué abriéndote un blog lentejita! Muy bonito e post
ResponderEliminarMuchas gracias madrina, tengo que contarte más cosas de este bloguito que tenemos a pachas...
EliminarBesos.Lenteja
Kali... te beso las patas por haberle abierto el blog a la lenteja, de lo que nos estábamos perdiendo!
EliminarMuchas gracias por compartir la historia de la tía abuela lenteja, me ha emocionado mucho. Qué dura era la vida de algunas mujeres en esa época, todo les costaba tanto trabajo...
ResponderEliminarPrecioso el detalle de las listas de palabras! me ha recordado a mi madre que todas las noches recitaba, por ejemplo, los países de América con sus capitales, los presidentes de México, cosas asi... y al día siguiente me decía: ay, ya no soy la que era, fíjate que anoche no me podía acordar de la capital de República Dominicana...
besitos :)
Qué dura ha sido la vida de las mujeres siempre Pena. Somos unas privilegiadas. Y tu madre sabía mucho de cómo mantener la memoria...Besos comadre
EliminarMuy entrañable y muy entretenido... gracias por compartirlo
ResponderEliminarBeso
De nada Siempre suya, un placer.
Eliminarqué mirada la de tu tía Paca!!
ResponderEliminarBellísimo, Lente, bellísimo. Ya sabes que me derrito con estos detalles.
Un abrazo bien fuerte, guapa.
Sí, qué mirada...y... ¡qué carácter...!
EliminarOtro abrazo chacha.
Qué ejemplo!
ResponderEliminarGracias
Todos l@s antepasados son un ejemplo a seguir... o a evitar jeje
EliminarDe nada compañera.
precioso.
ResponderEliminarun abrazo :-)
Gracias, Oye, me encanta esa carita seria y reconcentrada de la foto de tu perfil, tan adulta y con el muñeco agarrado...
EliminarQue bonitos recuerdos Lenteja y que bien narrados.
ResponderEliminarAbrir la caja de los botones de mi abuela era como abrir el baúl del tesoro!!
Ni el pelo, ni los ojos pero si esa "mano" con los niños y seguro que mucho más.
Un petó
¿Quién no ha tenido una caja de botones a mano en la primera infancia..? Los niñ@s de ahora no, que todo se tira...y nada se reutiliza y recicla. Venimos de los años de carestía ...
EliminarY sí, de alguna manera ambas trabajamos en lo mismo, ( con distinta pedagogía, eso sí )
Un beso
Chapó. Namaste.
ResponderEliminarVamos, que te ha gustado... me alegro. ;)
EliminarUn beso
Lenteja, están hermosas las fotos y el contenido. Me declaro fan.
ResponderEliminarBienvenida Magnolia, aquí estaremos. Muchas gracias
EliminarBesos
Qué delicia de post! Y que conexión entre vosotras, si creyera que vivimos mas de una vez, diría que ya os conociais de antes.
ResponderEliminarGracias por regalarnos la historia.
Fíjate, que esa visión no se me había ocurrido. Voy a empezar a cocinar a ver si se me despierta el don... je.
ResponderEliminarBesos y gracias.