He estado tomando la fiebre a una adolescente, mustia, mocosa y llorosa. Toda su agresividad, sus enfrentamientos constantes , su ir y venir emocional que l@s expertos llaman "labilidad emocional" estaba apagadito en la almohada y dentro den un pijama de Puka. Abrazada a un peluche se cobijaba la falsa prepotencia, el pretender saberlo todo, el arrojo y valentía que cree que le da el coquetear con drogas, el sexo sin autocuidado y como compra de afecto, el huir de las clases y provocar a todo adulto a un radio de cinco metros. Cuando salía de la habitación para ir a buscar el termómetro y un zumo, oí una vocecilla que bien hubiera podido ser del osito apretujado; Me senté en el borde de la cama y puse la mano en la frente de la muchacha. Cuando iba a quitarla me retuvo, -"No ,espera, quédate . Tus manos siempre me curan...no te vayas, ainssss,... así me quedaba yo todo el día..."-
Y recordé la mano de mi madre en la frente durante todos los constipados de mi infancia, mis coloretes en las mejillas, los ojos brillantes y su voz diagnosticando: " Esta niña está mala". Esa mano aliviaba de forma mágica los dolores de cabeza, la fiebre, las vomitonas, los rasponazos en las rodillas...
Ya no hay mano que me alivie, pero esa adolescente provocadora -que es un compendio de "conductas disruptivas"- me devuelve su imagen y me descubre el poder "mágico" , esta vez , de mis propias manos.
Y vi a la niña asustada, la niña que apenas fue y que seguía dentro del pijama de Puka. La niña que no tiene madre,ni abuela, ni tía, ni tan siquiera hermana mayor que la sostenga ni en la fiebre ni en la vida. Tampoco padre, ni abuelo, ni tío, ni hermano...
Ya es la noche de Los Reyes Magos y se me ha hecho consciente uno de los regalos que ya tenía, pero que no apreciaba en su justa medida, el que recibí y que por tanto debo dar, pues es así como brilla de verdad.
A pesar de ello, a mi madre nunca le gustó mi trabajo, qué ironía.
Esto que siento y pienso en estos días no es casual.
Hace dos años y un día que mi madre murió. Y durante un rato, un buen rato, vuelvo a sentirme esa niña de coloretes y ojos brillantes que sabe cómo consolar a la niña del pijama de Puka.
Mi madre.
Qué belleza de todo, el post, el recuerdo (coincide con los míos), el regalo de Reyes que tenías envuelto para dar y la mujer de la foto, tu madre.
ResponderEliminarUn beso
Precioso, Lenteja. Muchos besos.
ResponderEliminarqué guapíííísima!! y qué graciosa!! toda una reina maga y maja
ResponderEliminarel regalo más bonito, un ahuchon enorme, para mi los dos años, ya lo sabes, supusieron un alivio (literal) del duelo enorme
Quizas a tu madre no le gustaba tu trabajo porque sabia que no eras capaz de dejarlo dentro de la taquilla hasta el dia siguiente.
ResponderEliminarPrecioso Lenteja, un petonet.
ResponderEliminarYo no me he sentido una niña querida ¡todo lo contrario!, sin embargo creo que no me ha causado nigún trauma que perdure hasta ahora. He sido muy cariñosa y sacrificada con mis hijos y amigos y sólo recuerdo mi niñez-juventud como una pesadilla.
Quizás esto ha sido porque a lo largo de mi vida, e inconscientemente pienso ahora, me he ido desprendiendo de personas dañinas, fueran las que fueren y he podido construir una personalidad propia sin carencias afectivas.
Esto no quiere decir que haya sido un camino de rosas ¿eh?, pero ahora estoy como quiero, con quien quiero y me siento bien.
ay... :-(
ResponderEliminarPrecioso, sí. Un regalo para la niña-joven y un regalo para ti. :-)
ResponderEliminarLa magia sale por las manos pero nace en otra parte.
ResponderEliminarPrecioso post. Preciosa madre. Preciosas manos.
Un beso
Un alma debajo de unas manos. La niña te tiene a ti.
ResponderEliminarmenuda llorera... ay mi lentejilla, muchos besitos y un fuerte abrazo :)
ResponderEliminarPreciosa tu madre :)
Te debo un abrazo! (¿A la altura?)
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarQué bonito, Lenteja.
ResponderEliminarUn abrazo...
Muchas gracias por todos esos amables comentarios chicas, (aunque no pretendía tanta tristeza en el ambiente), me ha salido toda la nostalgia a borbotones, ya veo. Bueno, cada duelo necesita su cierre circular, y ésta es una buena forma de plasmarlo y comprenderlo sin diques.
ResponderEliminarqué de abrazos...Gracias